La profunda
crisis política que vive el país, pretende ser solucionada, de uno y otro lado
por medio de medidas jurídicas, que lo único que hacen es crispar aún más el
ambiente caldeado que se vive en estos momentos. La soberbia con la que el MAS
condujo la política boliviana durante sus 14 años de gobierno, han contaminado
la actividad política del país. Hoy nadie quiere dialogar, el gobierno se
encierra en su obstinación de sacar adelante la crisis sanitaria, sin la
participación de otros actores sociales, cívicos y políticos, descuidando de
manera peligrosa los temas económicos y políticos. En ese intento el tema de
los respiradores, los viajes de amigos y misses han erosionado su caudal moral
y son flanco de crítica y sátira pública despiadada, no solamente de parte del
MAS, sino de todos los otros contendientes. A eso se añade una serie de medidas
innecesarias, como los decretos de criminalizar la libertad de expresión, los
recursos de inconstitucionalidad, sin ni siquiera haber leído la constitución, una
vergüenza, para esos supuestos asesores legales y “constitucionalistas”. Por su
parte Carlos Mesa, en una actitud incomprensible, aboga junto al MAS, por la
realización de unas elecciones que son necesarias, pero que deben esperar hasta que se modere la pandemia. Por
su parte el MAS, aprovechando sus dos tercios en la Asamblea Legislativa
Plurinacional, bloquea leyes urgentes, como la de ascensos en el Ejercito o
detiene el tratamiento del incremento del presupuesto de salud, ahora se les ocurre amenazar a los policías y militares de responsabilidades
en caso de realizar su trabajo tal como manda la constitución. Ojalá las
fuerzas democráticas, rompan con las prácticas masistas de intolerancia y soberbia
política y comiencen a dialogar y todos juntos acorralar al MAS y a sus jefes
en sus intentos desestabilizadores. Los problemas políticos se resuelven con medidas políticas. Atte. Gustavo Blacutt Alcalá.
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