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sábado, 23 de septiembre de 2023

Análisis de coyuntura: la contradicción principal y el sujeto político

 


La irrupción de las plataformas ciudadanas en defensa de la democracia y los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, marco durante 5 años la actividad política en nuestro país, el gobierno de Evo Morales no supo, ni pudo enfrentar a estos movimientos, que dominaron el escenario político mediante una constante movilización política, tanto en las calles como en las redes sociales. La aparición y autodefinición de Carlos Mesa como candidato de las plataformas ciudadanas agrupó a muchas de ellas para entrar en una vorágine electoral que terminó desmovilizándolas. En la actualidad las plataformas han dejado de ser un referente político, el respeto a la democracia y la defensa de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016, si bien es cierto siguen vigentes, no son suficientes para movilizar ni unificar a la oposición democrática.

El tribunal electoral en cumplimiento de algunas normas de la ley de partidos políticos a abierto el calendario electoral, para que los partidos políticos adecuen sus estatutos, dirigencias y militancia, lo que está provocando una división en todos los partidos, sin embargo, en el partido de gobierno la pelea por quien controla el aparato partidario que en última instancia tendrá el control de las candidaturas se ha tornado agresiva y violenta. Tres cuartos de lo mismo ocurre en los partidos de oposición, que no salen a la luz pública porque los medios de comunicación o las redes sociales no ponen el foco en estas organizaciones. Muchos de ellos son partidos que tienen reconocimiento legal para participar en las elecciones nacionales y subnacionales, pero no tienen estructuras partidarias, ni militancia política y sus siglas están al servicio del mejor postor o de algún candidato que ofrece las mejores garantías de sobrevivencia partidaria a cambio de espacios en las franjas de seguridad para las candidaturas de los dueños de las siglas, estas formas de participación política les ha valido el calificativo de partidos “vientres de alquiler”.

Muchos dirigentes de partidos, agrupaciones y ciudadanos en general, manifiestan el deseo de una unidad de la oposición que garantice el triunfo de un frente amplio democrático. Quienes insisten en la construcción de un frente amplio de unidad, caracterizan el momento político como dicotómico en el que la contradicción principal sería democracia vs dictadura, sin ninguna connotación ideológica de clase y por esta razón consideran que el sujeto político del cambio es el ciudadano en abstracto sin contenido de clase a la que representa. Con esta caracterización de la contradicción y del sujeto político del cambio, están convencidos que para derrotar al MAS es imprescindible la unidad de todos los demócratas sean de izquierda, de centro o de derecha. Esta identificación de la contradicción principal, no es nueva, sin embargo, este ideal de unidad nunca se ha dado, todo intento ha sido dañado por posturas individualistas, por acciones del propio gobierno que ha creado partidos y liderazgos funcionales a sus intereses, sin embargo, la causa principal es no haber tenido un proyecto común ideológicamente coherente, que no solamente derrote electoralmente al MAS sino todo lo que representa.

Al margen de las consideraciones anteriores, consideramos que en la actualidad la contradicción principal tiene una clara definición ideológica, es una contradicción entre dictadura indigenista socialista vs democracia liberal, por tanto, es una contradicción con contenido de clase, lo que reconfigura el escenario de la disputa electoral. De esta manera, lo que está en disputa es un proyecto de libertades individuales frente a un proyecto de libertades colectivas, se trata de una lucha de todos los que quieren un país de iguales ante la ley frente a los que quieren un país de iguales mediante la ley.

La contradicción “dictadura indigenista socialismo vs democracia liberal” tienen como sujeto político del cambio, un sujeto con  definición de clase, la lucha es entre la hegemonía del “bloque social popular” conformada por dirigentes sindicales, dirigentes indígenas, dirigentes interculturales, dirigentes socialistas y comunistas, frente a la contrahegemonía del “bloque democrático de la libertad” conformada por clases medias, pequeños emprendedores, empresarios, campesinos usufructuarios, artesanos, trabajadores por cuenta propia, etc., que apuestan por el Estado democrático de derecho y aspiran a la libertad de mercado sin la interferencia del Estado.

(Este es el sexto artículo de un pequeño ciclo de análisis de la coyuntura política)


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