El mundo
unipolar surgido del colapso del socialismo real, trajo consigo el llamado
consenso de Washington que planteaba la aplicación de un neoliberalismo a
ultranza que privilegiaba el beneficio particular a cualquier precio, sus propuestas
implicaban la privatización extrema de la economía y un retorno al “laissez
faire, laissez passer” de los principios del capitalismo salvaje, la
privatización alcanzó a todas los actividades de la producción y los servicios,
de esta manera se privatizaron todas las empresas estatales, los servicios de
salud, educación, agua, energía, etc., asimismo se abandonaron los planes de
redistribución de la riqueza, protección del escudo social, etc., las
consecuencias del neoliberalismo fueron dramáticas, se produjo un incremento de
la pobreza, un deterioro del bien estar social, altos índices de desempleo, delincuencia
e inseguridad. Esta forma salvaje e
inequitativa en la que se aplicaron sus propuestas, provocó una pronta y profunda
crisis económica, política y social, que se tradujo en una de las mayores
brechas de inequidad social en el mundo, así por ejemplo, “entre 1979 y 2008,
el 100 por ciento del crecimiento de los ingresos en los EE. UU. fue para al 10 por ciento superior de los
estadounidenses. El 90 por ciento inferior en realidad vio una disminución en
sus ingresos”. (Sitaraman)
El consenso
de Washington y el modelo neoliberal pronto encontró una alternativa ideológica
en lo que se conoce como el populismo de izquierda que se agrupo en el llamado
Foro de San Pablo que es la coordinación de varios partidos, movimientos y
organizaciones de izquierda que plantean la unidad de acción consensuadas en la
lucha antiimperialista y popular. Fruto de esa coordinación se produjo una
oleada de gobiernos populistas especialmente en América Latina.
Los gobiernos
de Ricardo Lagos en Chile y Luis Ignacio Lula da Silva ganaron las elecciones
de sus respectivos países y fue la primera ola de gobiernos socialistas de la
década de los 90 -2000, fueron las primeras respuestas a la crisis del
neoliberalismo y una fuerte bocanada de aire a la alicaída izquierda
latinoamericana, posteriormente, Hugo Chávez que asumió el poder en Venezuela,
fue uno de los grandes impulsores de la unidad y coordinación de lo que en
principio de conoció como los movimientos bolivarianos y que luego derivo en el
socialismo del siglo XXI.
Los enormes
recursos económicos con los que contó el régimen venezolano fue una fuente
inagotable para desplegar una agresiva campaña de solidaridad con todos los
partidos de izquierda de los países del continente y en especial con al
devastado régimen cubano, que encontró en el gobierno de Chávez no solamente la
solidaridad ideológica, sino esa ingente cantidad de recursos económicos que frenaron
el hundimiento del único régimen comunista de la región.
Posteriormente
una nueva oleada de gobiernos populistas, izquierdistas, socialistas se
extendieron prácticamente en todo el continente, como el de Néstor Kichner,
Tabaré Vázquez, Evo Morales, Michellet Bachelet, Rafael Correa, Cristina
Fernández, Álvaro Colón, Fernando Lugo, Mauricio Funes, José Mujica, Andrés
López Obrador, Gustavo Petro; todos estos gobiernos aplicaron las recetas del
foro de San Pablo y casi todos comenzaron por convocar a sendas asambleas
constituyentes, para modificar las constituciones políticas de sus estados
incorporando los nuevos valores ético morales y principios del socialismo del
siglo XXI.
Algo que debe
destacarse, es que el socialismo del siglo XXI, intenta teóricamente por lo
menos, distinguirse del socialismo real y de sus postulados, de dictadura de
clase, planificación de la vida social, económica y política de la sociedad y
acoge ciertos principios liberales, como el desarrollo de la economía de libre
mercado, sin embargo, al presentarse contrario al neoliberalismo, propone una
fuerte intervención del Estado no solamente en la dirección de la economía ,
sino en la creación de empresas y servicios, que retoman y dan continuidad al
capitalismo de Estado, tan presente en los
países latinoamericanos.
En términos
ideológicos el socialismo del siglo XXI, intenta construir una base teórica que
combine de alguna manera las propuestas neoliberales con una posición socialista,
sin embargo, en ese intento de equilibrar dos visiones antagónicas, como es la
liberal y la socialista, el resultado es una mezcla incoherente e incongruente de
teorías y realidades que ni son socialistas ni son liberales.
De esta
manera, todos los principios ordenadores y los valores éticos y morales del
socialismo del siglo XXI, especialmente de los gobiernos de Venezuela, Bolivia,
Nicaragua, derivaron, son una mezcla de deseos y aspiraciones contradictorias e
indeterminadas, que han perdido el rumbo democrático y se han convertido en proyectos
autoritarios y dictatoriales que lo único que buscan es eternizarse en el poder
a cualquier precio.
(Este
es el segundo artículo de un pequeño ciclo de análisis de la coyuntura política)
Tienes pinta me gusta ....
ResponderEliminarDe política no escucho ni leo
Bastante tener que aguantar a
Biden aquí y en la Argentina a Fernandez