Este caso
al igual que el del médico Jhery Fernández, son una pequeña muestra del grado
de instrumentalización de la justicia en favor de un gobierno autoritario, como
lo fue el gobierno de Evo Morales. 11 años de ignominia, persecución,
desprestigio y sufrimiento, no sólo para los que padecieron esos juicios
injustos y orquestados, sino para sus familiares, amigos y en realidad todo el
pueblo de Bolivia que asistió a un espectáculo espeluznante de la matanza de
unos señores, que todo indica, fueron contratados para ser asesinados por
sus propios contratantes, con el único fin de librar una lucha política, que no
podían hacerlo de manera democrática. Pero la reflexión que se debe hacer de estos y otros hechos lamentables, es que debemos atacar la raíz del problema y la raíz de todos los problemas de nuestro país, se encuentra en ese andamiaje jurídico
construido a partir de la constitución política del MAS. Constitución, que sólo representa a
sus diseñadores e impulsores autoritarios. Este punto exige claridad y contundencia,
solamente una nueva constitución democrática, moderna y plural, fruto de una
nueva asamblea constituyente, podrá librarnos de la lacra que ha significado y
significa la presencia del MAS y Evo Morales en la vida política, jurídica y
social de nuestro país. No se puede seguir permitiendo, que los órganos del
Estado sean patrimonio de ningún partido político. Las instituciones del Estado
tienen que representar a todos los ciudadanos y para ello se debe construir un
nuevo diseño de país y de sus instituciones, un país en el que la justicia, el
parlamento y el poder electoral no puedan ser sometidos a los caprichos de los gobernantes de turno. Unos poderes independientes de los otros poderes
del Estado. Por ello se debe seguir insistiendo en una nueva asamblea
constituyente, que restablezca el Estado democrático de derecho. Atte. Gustavo
Blacutt Alcalá.
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