Lo bueno, lo malo y lo feo de las elecciones venezolanas

 


LO BUENO

La oposición democrática venezolana, hasta hace poco no había logrado estructurar un frente robusto y unificado capaz de enfrentar con éxito al régimen cívico-militar del chavismo, al igual que en Bolivia los egos personales pesaban más que la necesidad de unificar una sola candidatura que contara con el respaldo y compromiso militante de todos los partidos políticos, sin embargo esto cambió en el momento en el que comprendieron que la única forma de derrotar al chavismo era unirse en torno a un liderazgo reconocido por todas las facciones partidarias. Para encontrar ese liderazgo utilizaron un mecanismo democrático como las primarias abiertas que permita conocer cuál era el líder opositor capaz de unificar a toda la oposición democrática. Como es de conocimiento público las elecciones primarias dieron como resultado un triunfo abrumador de Corina Machado.

El triunfo de Machado logró unificar a la oposición venezolana y les permitió desarrollar un trabajo coordinado y estratégico que venció todas las barreras, tropiezos y obstáculos que el chavismo desplego para evitar la candidatura de Corina Machado, que a pesar de su inhabilitación logró transmitir su liderazgo tanto a Corina Yuris, que también fue inhabilitada y luego a Edmundo Gonzales, con quien finalmente se alcanzó una contundente victoria electoral que ha sido desconocida por el régimen.

En Bolivia, la contradicción principal sigue siendo democracia vs autoritarismo, por tanto, la experiencia venezolana de unificar mediante un proceso de primarias abiertas es probablemente la única salida que queda. Felizmente hay una consciencia en varios partidos opositores de hacerla realidad independientemente de si estas se realizan institucionalmente por el Tribunal Electoral o si se realizan de manera independiente por los propios partidos y frentes políticos, lo que nos lleva a impulsar y alentar las primarias abiertas en la oposición boliviana.

LO MALO

Ha pasado un mes de las elecciones venezolanas y el régimen de Maduro no muestra la más mínima gana de aceptar los resultados electorales y la contundente victoria de la oposición venezolana a la cabeza de Edmundo Gonzales y en especial de Corina Machado.

Las movilizaciones internas de una mayoría de ciudadanos, pese a su masiva participación y contundente rechazo al régimen no tiene todavía la efectividad para defenestrar a dictadura cívico militar del chavismo, aunque todo apunta que va por buen camino. Por su parte la comunidad internacional ha mostrado una vez más una división de posiciones y que van desde los que rechazan contundentemente al régimen hasta los que abiertamente han felicitado a Maduro por “su triunfo” (entre los que se encuentra el gobierno boliviano) pasando por aquellos países que de manera tímida, forzada o cantinflesca han pedido al régimen muestre las actas, (sabiendo que no tienen) o el llamado a nuevas elecciones, en vez de rechazar contundentemente el descarado robo del triunfo opositor.

Lo anterior nos muestra que la opinión internacional les vale un pepino a los regímenes dictatoriales, en pocas palabras la opinión internacional es un saludo a la bandera y las sanciones económicas u de otro tipo en vez de lograr el propósito de ahogar al régimen logran todo lo contrario, ya que los dictadores han creado un relato de victimización y conmiseración digna de Hollywood, que funciona tanto dentro como fuera de sus fronteras y lo peor de todo es que no faltan otros regímenes dictatoriales (o de vocación dictatorial) que acuden en auxilio de sus homólogos para revertir o por lo menos neutralizar los efectos adversos de las sanciones.

Lo anterior, nos sirve de ejemplo a la oposición democrática boliviana, que los aliados internacionales poco o nada podrán hacer si al régimen evo-arcista se le da por desconocer una probable victoria electoral de un candidato opositor o si comete un fraude electoral como el 2019 o si con sus Magistrados auto prorrogados sacan fallos que alteren las reglas democráticas en nuestro país, por tanto, únicamente cuentan nuestras fuerzas, nuestras tácticas y estrategias para vencer al régimen evo-arcista y estas fuerzas tienen que estar organizadas para enfrentar al régimen tanto en la urnas, como en las calles de manera pacífica.

LO FEO

En Venezuela un puñado de partidos y candidatos supuestamente opositores jugaron el rol de validadores del viciado proceso electoral y de los espurios resultados del chavismo. En Bolivia pasa algo peor, hay un grupo de partidos y candidatos que se dicen opositores, pero en realidad son testaferros del régimen evo-arcista, que no solamente dividirán el voto opositor, sino que incluso tienen opción de convertirse en gobierno. A ellos, también tenemos que combatirlos y sobre todos desenmascararlos.


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