Desde que el
MAS asumió el poder y se convirtió en el partido hegemónico del espectro
político boliviano, el tema de la unidad siempre estuvo presente en los
partidos opositores, porque al parecer es el único camino que vislumbran para
derrotar al MAS y su modelo de gobierno, que nos ha llevado a la crisis actual.
En las
elecciones del 2009, 2014, 2019 y 2020, se conformaron frentes unitarios, que
concentraron a una buena parte de los partidos políticos, sin embargo, siempre
hubo uno que otro candidato que se lanzó solo y dividió a los electores de la
oposición democrática, esta división se quiso subsanar pidiendo a los
candidatos, menos favorecidos en las encuestas que renunciarán a sus
candidaturas en favor del candidato opositor que en dichas encuestas estuviera
en primer lugar, sin embargo, pese al compromiso público que hicieron los
candidatos de renunciar si no estaban primeros en las encuestas, no cumplieron
y la única vez que un candidato renunció, lo hizo faltando una semana de las
elecciones, por lo que su renuncia no favoreció en nada al candidato mejor
ubicado, ya que en la papeleta de sufragio seguía figurando el nombre y
fotografía del candidato renunciante. La división más infortunada para la
oposición democrática, fue sin duda la división del 2020, protagonizada por el
Luis Fernando Camacho, cuando existían serias posibilidades de derrotar al MAS.
A principios
del año pasado se conformó una mesa de unidad, en la que participaron varios
partidos políticos, agrupaciones ciudadanas, plataformas ciudadanas y
personalidades, con el fin de elaborar un programa mínimo de gobierno y los
mecanismos para elegir al candidato único de la oposición democrática, sin
embargo, apenas se lanzó el manifiesto de unidad, varios de los partidos
políticos que participaron en esa mesa de unidad lanzaron sendos comunicados
desautorizando a sus representantes la firma de dichos acuerdos, con lo que
dicho intento fracasó en el mismo momento en el que se hizo público dicho
documento, demostrando que ni siquiera al interior de los partidos existía
unidad.
Hace
aproximadamente dos meses y medio, el líder de Comunidad Ciudadana (CC) Carlos
Mesa, planteó un proyecto de ley de primarias abiertas, simultaneas y
competitivas, que según ellos, tiene como objetivo unificar a la oposición
política del MAS, sin embargo, hasta la fecha dicho proyecto fue rechazado de
plano por ambas facciones del MAS y en consecuencia no ha sido tratada en la Asamblea
Legislativa. Por otra parte, esta iniciativa de Carlos Mesa no ha estado
acompañada de una convocatoria a la unidad, se trata de una iniciativa muy
interesante y que muchos opositores han manifestado su beneplácito, sin
embargo, ha quedado en letra muerta, por lo que todo apunta a que es de esas
iniciativas por cumplir sin ninguna convicción ni deseo que se plasme en la
realidad. Al parecer CC está apostando nuevamente al voto útil.
Al parecer, uno
de los grandes problemas de la unidad de la oposición democrática, no solamente
está o estaba en el real o supuesto ego de sus protagonistas, sino en las
visiones de país o en la ideología de los candidatos, que muchas veces son
totalmente antagónicas y al final tuvieron que pactar un programa tan mínimo en
los puntos que se acordaron, pero paradójicamente tan amplios en el contenido
que al final decían mucho, pero al mismo tiempo no decían nada concreto, por lo
que dichos programas no ilusionaron, ni convocaron a la ciudadanía a votar por
el programa, ni por el candidato, en consecuencia los electores se vieron
obligados a votar, no en favor del candidato ni de su programa de gobierno,
sino en contra del MAS y donde el voto útil fue el único refugio de los
candidatos.
Hoy
nuevamente la oposición se encuentra ante el reto de unificarse, sin embargo,
las lecciones del pasado están llevando a los candidatos a plantear nuevos
mecanismos de preselección de los “precandidatos” que van desde las primarias
abiertas, encuestas, voto electrónico, etc., aspectos que trataremos en un
próximo artículo.
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