Las judiciales de tropiezo en tropiezo

 


En los últimos días se ha revelado un audio entre un senador y una senadora, en el que se muestra una negociación de magistrados a los tribunales de justicia que ha sorprendido, no por el posible cuoteo de cargos sino por la forma tan descarada y chapucera en el que se negocia, por cierto ambos senadores pertenecen al MAS, uno pertenece al MAS evista y otro al MAS arcista, sin embargo, lo cierto es, que a la hora de hacer “negocios” o cuotearse los puestos del órgano judicial son exactamente lo mismo, porque lo que importa es tener su cuota de poder o lo que es peor, cuando se trata de hacer negocios no hay divisiones, jefes o ideologías, en ese momento “business are business” como dirían los gringos.

El masismo ha hecho de la política un negocio, lo que significa que no hay un solo espacio de poder en el que los masistas no cojan parte del botín.

Este episodio de las escuchas, seguramente pasará como otro episodio u otro escándalo más en la ya interminable lista de escándalos al que nos tiene acostumbrado el MAS y seguramente uno o dos días más en la prensa nacional y de ahí a un nuevo escandalo y aquí no ha pasado nada.

Los acontecimientos de los últimos días lo que en realidad revelan, es que no importa las mil y una formalidades que se establecen en las leyes y reglamentos de este tipo de convocatorias abiertas y participativas, ni la supuesta meritocracia o idoneidad de los candidatos, aquí lo único que importa son los avales y apoyos políticos que están detrás de la preselección o elección de postulantes, esta verdad de Perogrullo fue confirmada hace pocos días por el ex presidente del senado Alberto (gringo) Gonzales en el programa “Piedra, papel y tinta” de la prestigiosa periodista Claudia Benavente, en el que el famoso gringo Gonzales preguntaba al vocal del órgano electoral Tahuichi Tahuichi Quispe, cuál era el aval político que tenía para presentarse a la convocatoria de elecciones judiciales y muy seguro de lo que hablaba le sentenciaba “porque si no tienes aval político es imposible que seas preseleccionado” a continuación relataba su experiencia como presidente del senado, que le tocó de cerca vivir este proceso, señalando que la etapa en la que realmente era la más difícil era la etapa de votar por los preseleccionados, era en ese momento en el que las negociaciones de uno y otro lado eran intensas y febriles y sin un aval político era imposible que alguien pudiera ser preseleccionado, lo que demuestra que este modelo de preselección, selección y nombramiento como ya lo dijimos en reiteradas ocasiones es un verdadero fracaso. Modelo que no quiere cambiar la clase política porque disfruta de sus beneficios.

El modelo de preselección, elección y nombramiento de la anterior Constitución Política del Estado, si bien es cierto no era el mejor modelo de independencia judicial y el reparto de cuotas de poder era en función de la correlación de fuerzas políticas al interior del parlamento, tenía la ventaja de que los partidos cuidaban las formas e intentaban nombrar a los mejores hombres de derecho.

Con la actual constitución cualquiera puede presentarse a la convocatoria, quienes así lo hacen, pecan de ingenuos al pensar que son los méritos académicos o personales los que definen una probable preselección, selección o nombramiento.

Por las razones mencionadas y muchas otras más se necesita un cambio radical del sistema judicial, debemos cambiar el modelo constitucional de preselección, selección y nombramiento de magistrados, por otro en el que todos los operadores de justicia lleguen a esos cargos mediante una carrera judicial, limpia y transparente en el que los jueces, fiscales y todos los operadores de justicia entren desde los puestos más bajos y culminen su carrera en los puestos más altos, después de 25 o 30 años de ejercicio profesional, sin tacha ni observaciones, de forma que en la cúspide de su carrera brinden a la ciudadanía la confianza, imparcialidad y seguridad que todos esperamos de la justicia.


Comentarios