En los
últimos 80 años de vida republicana, una idea casi fija en la política nacional
ha sido apostar por el capitalismo de Estado, su implementación y desarrollo ha
pasado por tres etapas, la primera se inaugura con la revolución nacional del
52 en la que el Estado asume la dirección de la economía y el rol de empresario
con la nacionalización de las minas y la creación de nuevas empresas estatales.
La segunda etapa, se inicia con los gobiernos militares y la creación de
COFADENA, por la cual las Fuerzas Armadas generan cientos de pequeñas y
medianas empresas que transforman al Estado en un competidor privilegiado,
frente a las empresas privadas, la tercera etapa se desarrolla con la llegada
del MAS al gobierno que comienza con una muy cuestionada nacionalización de los
hidrocarburos y continua con la nacionalización de ENTEL, Guaracachi, Jindal,
Sabsa y muchas otras.
El gobierno
del MAS ha creado un sinfín de empresas estatales como Cartones de Bolivia
(CARTONBOL), Papeles de Bolivia (PAPELBOL), Empresa Boliviana de Almendras
(EBA), Lácteos de Bolivia (LACTEOSBOL), Empresa de Cemento de Bolivia (ECEBOL),
Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) y muchísimas otras, que al
día de hoy han hecho del capitalismo de Estado, no sólo el director de la
economía, sino en un competidor desleal, con privilegios y subsidios que
distorsionan el mercado.
Con excepción
de los 4 años del gobierno de Sánchez de Lozada, el capitalismo de Estado, con
más o menos intensidad, ha sido el régimen económico, político y social
dominante de nuestro país, independientemente de las ideologías socialistas,
nacionalistas, indigenistas o comunitaristas, todas han insistido en que la
única forma de desarrollar el país es mediante la intervención del Estado como eje
del desarrollo económico del país, cuyo fin, según sus promotores, es trasformar
la economía extractivista en una economía industrializada que agregue valor
agregado a las materias primas exportables del país y generar trabajo formal,
bien remunerado y libre de la explotación capitalista de mercado, ya que el
excedente económico generado por las empresas, se distribuirían de manera
solidaria con el resto de la población a través de la salud, la educación, etc.
Han pasado más
de 80 años de hegemonía del capitalismo de Estado y los resultados no pueden
ser más catastróficos, el país no ha salido del extractivismo y de la
producción de materias primas, (excepción Santa Cruz), se han dilapidado miles
de millones de dólares en empresas que al final han quebrado o viven del
subsidio estatal, solamente han creado empleos para los militantes del partido
de gobierno, la corrupción es el pan de cada día que hace millonarios a los
allegados al régimen, haciendo inviable cualquier iniciativa estatal. En la
época de la UDP produjo la mayor hiperinflación de nuestra historia.
El
capitalismo de Estado, en el mundo, no solamente no ha eliminado la explotación
laboral, como se predecía, sino genera una cuádruple explotación: 1° la
laboral, es decir no ha eliminado la famosa “plus valía” sino la ha elevado a
niveles irracionales e injustos. 2° en lo que fue el socialismo real de los
países de la ex Unión Soviética, Cuba, Corea del Norte y muchos otros, ha
creado una segunda clase de explotación laboral que nace del monopolio de la
generación de empleo, por la cual el Estado es el único empleador, de forma que
quien no se adhiere a las ideas o caprichos del régimen puede ser despedido y
no tiene ninguna otro opción laboral, ya que no existe otro patrón más que el
Estado , lo que condena al trabajador a una muerte civil laboral, de
consecuencias crueles e inhumanas. 3° ha creado una explotación política por la
cual los funcionarios del Estado están obligados a subvencionar económicamente
al régimen, asistir a marchas, concentraciones y toda clase de eventos que el
régimen programe para mostrar un falso apoyo popular. 4° pero la peor de todas,
es la explotación técnica, por la cual la ignorancia y arrogancia del jefe o
los jefes esta por encima de la capacidad técnica y científica de los
profesionales.
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